Liliana Boero escribió lo siguiente sobre la participación de Ely en Montevideo:
Estaba por salir a escena Ely Guerra cuando entraron los plomos y empezaron a desenchufar todos los equipos. Ely Guerra entró. Ante el desconcierto general, la mexicana no trajo más acompañamiento que su guitarra. Empezó a tocar y a cantar, a levantar la voz, a enojarse, llorar, arrepentirse, volverse sensual, gata y luego bruja malvada según sus propias letras se lo iban dictando. Fue la primera vez que el público, que parecía no conocerla demasiado y por lo tanto, no esperar mucho de ella, enloqueció.
Esta chica de provincias que a los 15 años decidió dejar su casa y buscar aventuras, demostró su capacidad para pasar del registro de la típica mujer debilitada por el amor imposible, hasta la viril e implacable que empuña una guitarra y no necesita nada más.
Estaba por salir a escena Ely Guerra cuando entraron los plomos y empezaron a desenchufar todos los equipos. Ely Guerra entró. Ante el desconcierto general, la mexicana no trajo más acompañamiento que su guitarra. Empezó a tocar y a cantar, a levantar la voz, a enojarse, llorar, arrepentirse, volverse sensual, gata y luego bruja malvada según sus propias letras se lo iban dictando. Fue la primera vez que el público, que parecía no conocerla demasiado y por lo tanto, no esperar mucho de ella, enloqueció.
Esta chica de provincias que a los 15 años decidió dejar su casa y buscar aventuras, demostró su capacidad para pasar del registro de la típica mujer debilitada por el amor imposible, hasta la viril e implacable que empuña una guitarra y no necesita nada más.