Intensa, sutil, teatral, sosegada, desgarrada, femenina, animal, visceral, sensible, recia, reina... Ely Guerra se presentó el sábado en Caracas. Hasta casi medianoche, la artista desnudó su arte, en formato acústico, en el auditorio del Centro Cultural Corp Group.
Exudando vitalidad y cachondería, Ely tocó la guitarra, acústica y eléctrica, instrumentos que humildemente acompañaron a su voz. El mismísimo Carlos Almenar Otero, músico insigne y experto, le aplaudió ferviente al finalizar la presentación.
El concierto asomaba un aire de intimidad por la cercanía de la solista y su auditorio, y por la decoración que emulaba a una habitación. Guerra apareció en tarima comoda, se sentó en su pequeña butaca, lugar que sólo abandonó a ratos para echarse en el piso a cantar y para dar otras estocadas.
La velada comenzó con Te amo, I love you, tema incluido en la placa Sweet & Sour, Hot y Spicy, la más citada durante la noche.
"Hola Caracas. Me atrevería a comparar este teatro con el amor", dijo la cantante en referencia a la peculiar arquitectura del recinto, "porque la salatiene como dos lados y una pared al frente". Esas fueron sus primeras palabras, pero el contacto con el público fue constante. Además de la entrega en escena, fue su más importante fortaleza.
Conversó entre una y otra de las quince piezas interpretadas. Compartió chistes, anécdotas, temores y hasta reveló su edad a la reducida audiencia que le contemplaba. "Tengo dos gatos, que es lo más parecido a un hijo para una mujer de mi edad. La naturaleza llama a mis 35 años. No se lo vayan a a decir a nadie", reveló Guerra entre risas.
También tuvo tiempo para comentar momentos de su infancia y para solidarizarse con el público nacional. "Vengo de familia futbolera. Así que entiendo como se deben sentir porque perdieron hoy ante Uruguay", dijo.
Luego se lanzó a cantar Ángel de amor, una de las piezas que compuso siendo adolescente y que incluyó en su primer álbum.
El repertorio continuó con otras como Pa-ra-ti, Más Bonita, Yo No, Dime, Peligro, Tengo Frío, Silencio y Vete. Ojos claros, labios rosa fue la única coreada al unísono. De Monterrey, su tierra natal, ofreció un tema original de Los Tigres del Norte: La tumba falsa.
Antes despedirse, la esbelta artista se ganó una inesperada ovación. El auditorio aplaudió de pie su versión a capella del bolero Júrame.
Nisiquiera con la guitarra se apoyó, sólo su chorro vocal dejó ecos en la mente de los presentes. El esperado encore siguió y dijo su adiós definitivo con una invitación: Quiéreme mucho.
Exudando vitalidad y cachondería, Ely tocó la guitarra, acústica y eléctrica, instrumentos que humildemente acompañaron a su voz. El mismísimo Carlos Almenar Otero, músico insigne y experto, le aplaudió ferviente al finalizar la presentación.
El concierto asomaba un aire de intimidad por la cercanía de la solista y su auditorio, y por la decoración que emulaba a una habitación. Guerra apareció en tarima comoda, se sentó en su pequeña butaca, lugar que sólo abandonó a ratos para echarse en el piso a cantar y para dar otras estocadas.
La velada comenzó con Te amo, I love you, tema incluido en la placa Sweet & Sour, Hot y Spicy, la más citada durante la noche.
"Hola Caracas. Me atrevería a comparar este teatro con el amor", dijo la cantante en referencia a la peculiar arquitectura del recinto, "porque la salatiene como dos lados y una pared al frente". Esas fueron sus primeras palabras, pero el contacto con el público fue constante. Además de la entrega en escena, fue su más importante fortaleza.
Conversó entre una y otra de las quince piezas interpretadas. Compartió chistes, anécdotas, temores y hasta reveló su edad a la reducida audiencia que le contemplaba. "Tengo dos gatos, que es lo más parecido a un hijo para una mujer de mi edad. La naturaleza llama a mis 35 años. No se lo vayan a a decir a nadie", reveló Guerra entre risas.
También tuvo tiempo para comentar momentos de su infancia y para solidarizarse con el público nacional. "Vengo de familia futbolera. Así que entiendo como se deben sentir porque perdieron hoy ante Uruguay", dijo.
Luego se lanzó a cantar Ángel de amor, una de las piezas que compuso siendo adolescente y que incluyó en su primer álbum.
El repertorio continuó con otras como Pa-ra-ti, Más Bonita, Yo No, Dime, Peligro, Tengo Frío, Silencio y Vete. Ojos claros, labios rosa fue la única coreada al unísono. De Monterrey, su tierra natal, ofreció un tema original de Los Tigres del Norte: La tumba falsa.
Antes despedirse, la esbelta artista se ganó una inesperada ovación. El auditorio aplaudió de pie su versión a capella del bolero Júrame.
Nisiquiera con la guitarra se apoyó, sólo su chorro vocal dejó ecos en la mente de los presentes. El esperado encore siguió y dijo su adiós definitivo con una invitación: Quiéreme mucho.